25.3.10

y me alegro de que esta lengua sea comida en la tumba por los gusanos entre los horrores de una apestosa sepultura



D.M.:

Postrado humildemente ante Vuestra presencia os Adoro y quiero

hacer esta declaración, como si ya estuviese a punto de esxhalar mi ultimo extertor.


D.M. :

Vos habeis Decretado mi muerte

desde la eternidad

: yo la acepto desde ya

con todo mi corazón

de la forma y manera que vuestra D.M. ha decidido

y acepto también

todos los dolores que la han de acompañar

; los uno a los tormentos y a la muerte

de J.C. y os los ofrezco en satisfacción
y penitencia
de mis pecados. Igual que

acepto la destrucción

de mi cuerpo

para que




para que resplandezca más Vuestro Supremo Dominio sobre mí.
Y por lo tanto,

acepto y me alegro

de que estos ojos que tanta libertad se han tomado contra V.,

queden con la muerte ciegos hasta el fin del mundo.



Acepto y me alegro

de que esta lengua que tantas veces he usado en vanas palabras,
murmuraciones y mentiras
quede con la muerte muda


y sea comida en la tumba por los gusanos.



Acepto y me gozo de que estas manos y estos pies

que han sido para mi corazon instrumentos

de tantas acciones desordenadas y de tantos pasos torcidos

queden con la muerte sin movimiento sin acción

entre los horrores de una hedionda sepultura.


Acepto y me gozo de que

este mismo corazón que



que, habiendo sido formado

para


daros a Vos

t o d o s sus afectos



los ha empleado en

miserables e indignas criaturas,



sea arrojado a la tierra

y reducido a polvo y ceniza.




En suma, S.,

me regocijo

de que se verifique

en mí



la total destrucción

de mis miembros y huesos


conviertiendome en

humilde polvo y frías cenizas,



que fueron la materia con que formaisteis

mi cuerpo ;



para que





para que la completa destrucción de mi existencia

publique la grandeza de vuestro infinito

poder y lo humilde de mi nada.


Recibid, S., este sacrificio que os hago

de mi vida por aquel gran sacrifico que os hizo





vuestro divino Hijo de sí mismo

sobre el altar de la Cruz y desde este

momento hasta la hora de

mi muerte , me resigno a

vuestra santisima voluntad

y declaro que

quiero morir

diciendo : - que

se haga, S. ,

tu voluntad
...



Amado Redentor mío

recibidme entonces

en vuestras llagas

porque yo desde ya

me abrazo a Vos y

declaro que quiero

entregar mi alma

en la amorosa llaga

de vuestro costado

sagradisimo.

9.3.10





Amor Demasiao Maravilloso para las Palabras del Diccionario